sábado, 4 de diciembre de 2010

I still have a soul

Your hands can't hit what your eyes can't see. Rumble, young man, rumble

domingo, 28 de noviembre de 2010

La nacencia

Gracias a X (sustituir X por deidad preferida), pronto tendré otro primo.
Ojalá mi abuelo hubiera vivido para ver nacer al primogénito de su hijo menor...

Pensando en ésto, me acordé de éste poema de Luis Chamizo incluido en "El Miajón de los Castúos", biblia y libro de cabecera de mi difunto abuelo.
Sin más, os dejo que lo disfrutéis.



La nacencia

I
Bruñó los recios nubarrones pardos
la luz del sol que s´agachó en un cerro,
y las artas cogollas de los árboles
d´un coló de naranjas se tiñeron.

A bocanás el aire nos traía
los ruídos d´alla lejos
y el toque d´oración de las campanas
de l´iglesia del pueblo.

Ibamos dambos juntos, en la burra,
por el camino nuevo,
mi mujé mu malita,
suspirando y gimiendo.

Bandás de gorriatos montesinos
volaban, chirriando por el cielo,
y volaban pál sol qu´en los canchales
daba relumbres d´espejuelos.

Los grillos y las ranas
cantaban a lo lejos,
y cantaban tamién los colorines
sobre las jaras y los brezos,
y roändo, roändo, de las sierras
llegaba el dolondón de los cencerros.

¡Qué tarde más bonita!
Qu´anochecer más güeno!
¡Qué tarde más alegre
si juéramos contentos!...
- No pué ser más- me ijo- vaite, vaite
con la burra pal pueblo,
y güervete de prisa con la agüela,
la comadre o el méico...

Y bajó de la burra poco a poco,
s´arrellenó en el suelo,
juntó las manos y miró p´arriba,
pa los bruñios nubarrones recios.

¡Dirme, dejagla sola,
dejagla yo a ella sola com´un perro,
en metá de la jesa,
una legua del pueblo...
eso no! De la rama
d´arriba d´un guapero,
con sus ojos roendos
nos miraba un mochuelo,
un mochuelo con ojos vedriaos
como los ojos de los muertos...
¡No tengo juerzas pa dejagla sola;
pero yo de qué sirvo si me queo!

La burra, que rroía los tomillos
floridos del lindero
carcaba las moscas con el rabo;
y dejaba el careo,
levantaba el jocico, me miraba
y seguía royendo.
¡Qué pensará la burra
si es que tienen las burras pensamientos!

Me juí junt´a mi Juana,
me jinqué de roillas en el suelo,
jice por recordá las oraciones
que m´enseñaron cuando nuevo.
No tenía pacencia
p´hacé memoria de los rezos...
¡Quién podrá socorrregla si me voy!
¡Quién va po la comadre si me queo!

Aturdio del tó gorví los ojos
pa los ojos reondos del mochuelo;
y aquellos ojos verdes,
tan grandes, tan abiertos,
qu´otras veces a mí me dieron risa,
hora me daban mieo.
¡Qué mirarán tan fijos
los ojos del mochuelo!

No cantaban las ranas,
los grillos no cantaban a lo lejos,
las bocanás del aire s´aplacaron,
s´asomaron la luna y el lucero,
no llegaba, roändo, de las sierras
el dolondón de los cencerros...
¡Daba tanta quietú mucha congoja!
¡Daba yo no sé qué tanto silencio!

M´arrimé más pa ella;
l´abrasaba el aliento,
le temblaban las manos,
tiritaba su cuerpo...
y a la lus de la luna eran sus ojos
más grandes y más negros.

Yo sentí que los míos chorreaban
lagrimones de fuego.
Uno cayó roändo,
y, prendío d´un pelo,
en metá de su frente
se queó reluciendo.
¡Que bonita y que güena,
quién pudiera sé méico!

Señó, tú que lo sabes
lo mucho que la quiero.
Tú que sabes qu´estamos bien casaos,
Señó, tú qu´eres güeno;
tú que jaces que broten las simientes
qu´echamos en el suelo;
tú que jaces que granen las espigas,
cuando llega su tiempo;
tú que jaces que paran las ovejas,
sin comadres, ni méicos...
¿por qué, Señó, se va morí mi Juana,
con lo que yo la quiero,
siendo yo tan honrao
y siendo tú tan güeno?...

¡Ay! qué noche más larga
de tanto sufrimiento;
¡qué cosas pasarían
que decilas no pueo!
Jizo Dios un milagro;
¡no podía por menos!

II
toito lleno de tierra
le levanté del suelo,
le miré mu despacio, mu despacio,
con una miaja de respeto.
Era un hijo, ¡mi hijo!,
hijo dambos, hijo nuestro...
Ella me le pedía
con los brazos abiertos,
¡Qué bonita qu´estaba
llorando y sonriyendo!

Venía clareando;
s´oían a lo lejos
las risotás de los pastores
y el dolondón de los cencerros.
Besé a la madre y le quité mi hijo;
salí con él corriendo,
y en un regacho d´agua clara
le lavé tó su cuerpo.
Me sentí más honrao,
más cristiano, más güeno,
bautizando a mi hijo como el cura
bautiza los muchachos en el pueblo.

Tié que ser campusino,
tié que ser de los nuestros,
que por algo nació baj´una encina
del camino nuevo.

Icen que la nacencia es una cosa
que miran los señores en el pueblo;
pos pa mí que mi hijo
la tié mejor que ellos,
que Dios jizo en presona con mi Juana
de comadre y de méico.

Asina que nació besó la tierra,
que, agraecía, se pegó a su cuerpo;
y jue la mesma luna
quien le pagó aquel beso...
¡Qué saben d´estas cosas
los señores aquellos!

Dos salimos del chozo,
tres golvimos al pueblo.
Jizo dios un milagro en el camino;
¡no podía por menos!



Por mucho que lo lea, nunca puedo evitar soltar unas lágrimas. De hecho, lloro mientras escribo ésto.

En fin, espero que os haya gustado. Un saludo y hasta la próxima.

sábado, 20 de noviembre de 2010

"Serás un hombre, hijo mio" de Rudyard Kipling

Siento haber tardado tanto en escribir de nuevo, pero he tenido unas semanas de locura, de sacar callos en los codos de tanto estudiar...
Ahora que saco un ratito libre, os obsequio con ésta joya de poema


Si puedes mantener intacta tu firmeza
cuando todos vacilan a tu alrededor,

si cuando todos dudan, fías en tu valor

y al mismo tiempo sabes perdonar su flaqueza...


Si sabes esperar y a tu afán poner brida,
si siendo blanco de mentiras esgrimes la verdad

O siendo odiado, al odio no le das cabida

y ni ensalzas tu juicio ni ostentas tu bondad...


Si sueñas, pero el sueño no se vuelve tu rey,
si piensas y el pensar no mengua tus ardores,

si el triunfo y el desastre no te imponen su ley

y los tratas igual que a dos impostores....


Si puedes soportar que tu frase sincera
sea trampa de necios en boca de malvados,

o mirar hecha trizas tu dorada quimera

para tornar a forjarla con útiles mellados...


Si todas tus ganancias puestas en montón
las arriesgas osado en un golpe de azar

y las pierdes, y luego con bravo corazón

sin hablar de tus perdidas, vuelves a comenzar...


Si puedes mantener en la ruda pelea
alerta el pensamiento y el músculo tirante,

para emplearlo cuando en ti todo flaquea

menos la voluntad que te dice ¡adelante!...


Si entre la turba das a la virtud abrigo,
si no pueden herirte ni amigo ni enemigo,

si marchando con reyes del orgullo has triunfado,

si eres bueno con todos pero no demasiado...


Y si puedes llenar el preciso minuto
con sesenta segundos de un esfuerzo supremo

tuya es la tierra y todo lo que en ella habita,

y lo que es más: serás un hombre, hijo mío…



Aplicaos el cuento y todos seremos mejores personas (un poquito)

domingo, 10 de octubre de 2010

xDD

sábado, 25 de septiembre de 2010

Brand new life

viernes, 9 de julio de 2010

Ciruelas

Dicen que estamos en crisis, que no hay trabajo, que tal...

El viernes pasado me apunté al INEM, para poder tener la cartilla de demandante de empleo... Pues el lunes empecé a trabajar. Sin mandar 200 currículums ni volverme loco.

Trabajo cogiendo ciruelas junto a 2 malies, 1 marfileño, 2 rumanos y otros 6 españoles.
En el campo no hay crisis, hay trabajo a espuertas.
El año ha tenido un clima bueno y hay fruta para aburrir, y los jornales no están tan mal pagados como se cree. Lo que pasa es que nos estamos volviendo muy comodones y hoy día la meta de la gente es buscarse un trabajo en el que se tenga que estar sentado y si es sin pasar calor mejor.

Yo, de momento me conformo con ganarme unos jornales para poder pagarme los estudios y de paso, ayudar a regular el buen cagar de la gente.


Comed ciruelas, que están muy ricas y te vas de varetas!!!


A todos los quejicas...en lo alto de una escalera de chapa os queria ver yo, a mitad de Julio, cogiendo fruta a la 1 de la tarde.

jueves, 24 de junio de 2010

El 'gin-tonic' de media tarde


- La prueba más severa de que Dios existe es el aparato digestivo - dijo una mujer a otra, en la mesa de al lado a aquella en la que suelo tomar el gin-tonic de media tarde.

Sorprendido por la utilización del adjetivo severa en una construcción gramatical de ese tipo, pegué el oído. La interlocutora respondió que si no existiera el aparato digestivo, tampoco existiría la caca.

- Y sin caca - añadió - no habría cultivos.
- ¿Cómo que no habría cultivos?
- El mundo está poblado por millones de pájaros y millones de moscas y millones de ratas y de gatos y de linces y de hormigas...
- No sigas - cortó la atea - ya sé que el mundo está lleno de seres.
- Y todos esos seres producen excrementos que van a parar a la tierra, como el agua de lluvia, para alimentarla.
- ¿Quieres decir que la tierra se alimenta de caca?
- De materia orgánica en descomposición. Los cadáveres producen también mucha riqueza alimenticia. Sin caca y sin cadáveres, no tendríamos productos vegetales, y sin productos vegetales, no tendríamos la carne de las vacas.

La mujer atea se quedó meditando unos segundos y luego dijo que las cosas estaban peor de lo que parecía.
- Yo - añadió - sólo había pensado en el aparato digestivo de los seres humanos.
- Los seres humanos - respondió la mujer creyente - nos hemos acostumbrado a canalizar la caca, y eso nos ha hecho perder de vista su importancia.
- Pues yo insisto en que seríamos mejores personas sin aparato digestivo.
- Y sin aparato pulmonar, puestos así.
- A mí el aparato pulmonar no me molesta. Me gusta el aliento de las personas, su respiración. Es cierto que algunas tienen halitosis, pero es una consecuencia del aparato digestivo. Si quitas el aparato digestivo, adiós a la halitosis.
- No sé que decirte.
- Yo sí. El aparato digestivo es una basura.

En esto que llegó el camarero, que aún no las había atendido, y pidieron dos tazas de chocolate y tortitas con nata. La que odiaba el aparato digestivo pidió que le pusiera mucho caramelo sobre la nata. A mí se me había aguado el gin-tonic y encargué otro.

- Si no tuviéramos aparato digestivo - apuntó la mujer creyente cuando desapareció el camarero -, no podríamos tomar tortitas con nata.
- Qué tontería, ¿por qué no? ¿Qué trabajo le costaba a Dios que pudiéramos comer sin producir residuos ni gases ni ardores de estómago?
- Es que lo que tú llamas residuos es, como te he demostrado antes, el motor de la vida. A lo mejor, lo más importante de los seres vivos es su caca, incluso su cadáver. No sería raro que el destino de los seres vivos del mundo fuera el de producir caca.
- Pues vaya destino de mierda, y perdón por la redundancia.
- Un destino tan digno como cualquier otro.
- No me convences - sentenció la mujer atea.
- Ni trato de hacerlo - respondió la creyente sin agresividad alguna, como si ese fuera normalmente el tono de sus conversaciones.

En esto llegaron sus tortitas y mi gin-tonic y la conversación decayó. El primer trago del gin-tonic de media tarde es el mejor. Los otros sólo tratan de reproducir (inútilmente) la sensación que provoca el primero. El camarero me había traído también un plato con almendras saladas que fui enviando lentamente al fondo de mi aparato digestivo, la prueba más severa, me dije, de que Dios no existía.

Cuando habían consumido cada una la mitad de su plato de tortitas, la partidaria de la caca dijo:
- Por cierto, ¿has traído el hachís?
- Sí, pero muy poco. Creo que mi hijo se ha dado cuenta de que se lo quito.
- Tendríamos que empezar a comprarlo nosotras.
- ¿Pero dónde?
- En las esquinas, creo.

Entonces entraron en la cafetería unas chicas jóvenes, procedentes de un instituto cercano y cambié de mesa, para escuchar algo nuevo.



Copyright: Papel mojado, Juan José Millás.